martes, 22 de enero de 2013

“Maestro no es quien enseña sino de quien se aprende”. (Provervio sufí)


La educación y su fin último es, en mi opinión, formar personas felices que sepan desempeñar y realizar sus sueños por extraños que parezcan. Por eso me gustaría dedicar un pequeño espacio a una de las piezas fundamentales que permiten que eso se haga posible, los maestros.

Digo los maestros, porque pienso que varios maestros estarían más capacitados para ayudar a nuestros alumnos a cumplir con los objetivos reales de cada uno, ser personas felices.

De esta forma se evitaría que se sigan produciendo más y más bolsas de sujetos frágiles por la falta de recursos humanos. La motivación y ánimos del los maestros, creo, que pueden conseguir que nos superemos en nuestras actividades y retos.

La manera en la que los espacios son diseñados para dirigir el aprendizaje de los niños me hacen reflexionar sobre cómo debemos adaptarnos, reponernos y modificar la realidad educativa en función de las necesidades de nuestros alumnos.

Durante estas semanas nos hemos dedicado al alumno, pero no debemos olvidar, que los maestros, ceden toda su energía para sacar lo mejor de sus alumnos.

Esta semana hemos asistido a un curso que hablaba de la resiliencia y cómo identificar, localizar y evaluar a los alumnos que necesitan intervención, reconocer la mejor técnica/ método de intervención.

La resiliencia es la capacidad que tienen las personas para recuperarse de situaciones adversas.

Pero, mientras existen personas dotadas con alto grado de una resiliencia natural, que resultan invulnerables a la adversidad, existen otras  que frente a situaciones de estrés pueden acabar en crisis depresivas o enfermedades somáticas. “Es como si les faltaran elementos en la caja de herramientas de la vida” comentan las licenciadas Lea Teitelman y Diana Arazi, psicólogas y docentes.

Hablando con mi tutora y nuevos compañeros, y tras el análisis de los cursos que nos imparten para ser más creativos en nuestras clases, honestos con los alumnos, darles confianza y creer en ellos, nos damos cuenta que frente a las tareas que tiene el profesor la de enseñar ocupa, quizás el diez por ciento de todo su conjunto.

La mayoría de los maestros piensa que no tienen tiempo para pensar y realizar clases más creativas que permitan  a los alumnos utilizar sus nuevos conocimientos en abordar nuevas situaciones o arriesgarse a experimentar. Su lista de obligaciones cada vez es más y más extensa. Impartir las clases, corregir las tareas, prepararles para los exámenes, evaluar  los  conocimientos de los alumnos mediante los exámenes, comparar y registrar la evolución de los mismos, control de asistencia, necesidades específicas de cada alumno, con un ratio de mínimo 20 alumnos por  maestro,  hablar con las familias, organizar y planificar actos trimestrales, etc., etc.……y toda esta lista se realiza tras el periodo lectivo.

Y lo más importante, ser motivador. Tenemos que tener en cuenta la calidad personal y profesional del maestro, siendo éste el máximo responsable de la calidad del sistema educativo. A través del rol inspirador del maestro dotaremos de una predisposición afectiva al aprendizaje.

Debemos de tener en cuenta la  importancia del compromiso personal y profesional del maestro. La actividad de los centros recae en última instancia en el profesorado, como figura indispensable para:

  • El máximo desarrollo de las capacidades de un en un marco de calidad y equidad.
  • Convertir los objetivos generales en logros concretos.
  • Adaptar el currículo y la acción educativa a las circunstancias del centro.
  • Implicar a los padres en la educación de sus hijos.

En cuanto a la calidad profesional el maestro, “saber hacer”, debe estar dotado de:
  • Aptitudes
  • Preparación teórica y pedagógica
  • Formación inicial y continua.

Como calidad Humana “querer hacer”, debe estar dotado de unas buenas:
  • actitudes
  • motivación
  • vocación.


Estamos muertos si
no somos capaces de extasiarnos por la naturaleza, comenzando por nosotros mismos, construyendo un mundo interno hermoso.

El trabajo es duro, pero ya hay gente trabajando en cambiar las cosas.