Los mundos de Martina
Aquel
día de Septiembre fue realmente inolvidable! Era un día especialmente soleado,
incluso más caluroso que muchos días de verano. Estábamos participando en la
recogida de residuos de la playa cercana del pueblo colaborando en el proyecto
Centinelas de la costa para su conservación.
A lo
lejos, un gran barco velero se acercaba al pequeño muelle de nuestro pueblo,
pero algunos ni siquiera lo percibieron. Yo estaba sentada al comienzo de la
playa clasificando los diferentes materiales por formas y tamaños, recogidos
por mis compañeros para numerarlos, cuando Alex salió corriendo gritando:
-
¡Martina, Martina! Martina acababa de llegar
a tierra firme!
Habían
pasado 3 años desde la última vez que la vimos! Martina estuvo con nosotros en
clase desde infantil hasta que un día sus padres le dieron la noticia. Se embarcarían
para hacer un estudio sobre las aguas marinas por todo el mundo en un barco
velero.!!
Sus
padres eran biólogos marinos y les habían concedido un importante proyecto para
el estudio e investigación de las especies en extinción y de la acción humana
en su conservación y deterioro. Cuando se embarcó con sus padres pensamos que
no la volveríamos a ver y dejo una profunda tristeza en nuestros corazones.
Como
sabéis algunos compañeros dejan huella. Todos apreciábamos a Martina. Siempre
estaba sonriente, dispuesta a colaborar con las actividades del colegio y con
los compañeros en cualquier acontecimiento que se presentara. Además, solía venir
a clase con nuevos juegos, retos y aventuras con los que nos quedábamos
boquiabiertos escuchando.
Cuando
nos despedimos, yo me preguntaba ¿cuándo la volveremos a ver? Martina continuó
su camino del lado de sus padres pero su magia y alegría dejó un pedacito de su
presencia en nosotros.
Vimos
a dos adultos bajar del barco y detrás una chica!! Como había crecido!! Llevaba
un extraño sombreo triangular, y su flequillo negro asomaba tapándole parte de un
ojo, pero se podía distinguir, perfectamente, su sonrisa y la magia como yo
recordaba que la desprendía. En la mano llevaba un instrumento como dos palos
unidos por el extremo. ¿Qué sería aquel raro artilugio? ¿Qué nuevas aventuras
nos contaría y correríamos juntos de nuevo?
No
podía dejar de hacerme un millón de preguntas y ya estaba ansiosa por recibirla
¿Habría venido a quedarse? ¿Se quedaría el curso con nosotros? Había tantas
cosas que nos podría contar de todos estos años viviendo en un barco velero. Sus
aventuras en otros países, los juegos, los animales, ¿Cómo habría sido su vida
durante esos años viajando en alta mar?
Algunos
profesores nos contaban que muchas veces lo importante no era de donde se venía
y hacia donde se iba, sino el camino que se recorría.
No
podía esperar más! Salí corriendo detrás de Alex en busca de Martina. Tenía que
saber si mañana vendría a clase.
-
Martina! Martina! Seguía gritando Alex. Ya
cuando estaba a su altura, Alex, le preguntó:
-
¿Vendrás mañana a clase? Tenemos un millón de
cosas que contarte! ¿Vendrás? ¿Vendrás?
-
Claro! Claro. Contestó Martina. - Mis padres
avisaron que llegaría unos días más tarde, pero mañana nos veremos! Yo también
tengo muchas cosas que contaros!!
Genial!!
Aquel año prometía!! Tendríamos tantas cosas que contarnos que nos faltaría
tiempo para ponernos al día. Mi mente no paraba de de imaginarse cómo habría
pasado estos años y de todas las preguntas que mis compañeros y yo le haríamos.
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